Guías espirituales, tu familia de luz.
¿Qué son los guías espirituales? ¿Son siempre los mismos? ¿Para qué me acompañan? ¿Puede un familiar fallecido convertirse en nuestro guía espiritual?
Estas son algunas de las preguntas más frecuentes que se plantean en mis sesiones de canalización sobre los guías espirituales.
Antes de nada, es importante que sepas que cuando hablo de guías espirituales me refiero a seres energéticos de alta vibración. Esto es, no tienen un cuerpo denso como el nuestro, si no que su frecuencia vibratoria es más alta y son luz. Por eso, aunque algunas personas pueden verlos, oírlos o sentirlos desde pequeñas, eso no es lo habitual y, tanto los guías como otros seres, pasan desapercibidos a nuestros sentidos.
Un inciso: ¿quiere decir esto que no hay guías espirituales humanos? Claro que los hay, pero esto sería tema para otro artículo 😉
¿Qué son los Guías espirituales?
Volviendo al tema: todos, absolutamente, todos tenemos guías espirituales que nos acompañan y nos ayudan. Algunos lo hacen desde que nacemos, e incluso antes, y otros nos apoyan en etapas concretas de nuestra vida. Son energías afines a la nuestra y nuestro nivel de consciencia. De hecho, forman parte de nuestra familia álmica y, a lo largo de nuestras diferentes vidas, colaboran con nosotros para que podamos experimentar y evolucionar como alma y también como familia de luz. Entre ellos, se comunican y, también con los guías, de otras personas.
¿Qué Guías te acompañan y para qué?
Realmente no tenemos un guía principal, porque en otras dimensiones no se entiende la jerarquía como en este plano, pero podríamos decir que nuestro guía “principal” es nuestro Ser Superior o Yo Esencial. El también llamado por algunas tradiciones el “Ángel de la guarda”, que viene a ser nosotros mismos en una versión más evolucionada, con una consciencia más amplia, en una dimensión vibratoria más alta. A él está conectada nuestra alma.
Nos acompañan, además, otros seres de luz a los que elegimos para poder trabajar diversos aspectos e integrar nuevos aprendizajes a lo largo de nuestra vida como el amor propio, la disciplina, la autenticidad, la abundancia, etc. según nuestro propio plan de vida. De hecho, este plan lo diseñamos junto con nuestros guías.
Según la tradición chamánica, también va con nosotros un guía en forma de animal, es nuestro “Animal de poder” o tótem. Sus características nos son propias y nos conectan con nuestra naturaleza y a la Madre Tierra. Asimismo, animales de ayuda se unen a toda esta familia de luz para darnos apoyo en diferentes momentos según nuestras necesidades.
Una inquietud muy frecuente es si un familiar fallecido puede convertirse en un guía para nosotros. La respuesta es que sí, lo hayamos conocido o no. Ahora, no es obligatorio que nos acompañen y nos ayuden. De hecho, no siempre ocurre, solo si su plan de alma implica acompañarnos una vez ha transcendido.
Por último, me gustaría explicarte que, en mis canalizaciones, suelen participar también arcángeles, maestros ascendidos o seres de luz que si bien pueden no ser nuestros guías espirituales directos, sí ayudan y están al servicio de la Humanidad. En estos momentos, estamos siendo asistido por diferentes seres de luz y recibiendo mucha ayuda. Abrirnos a ella, así como a la de nuestros propios guías solo nos corresponde a nosotros, aunque no sea siempre fácil.
De hecho, un aspecto muy importante a tener siempre en cuenta es que un guía espiritual nunca intervendrá si no se lo pides. Es decir, te acompañará y te enviará señales o creará “casualidades” pero nunca atentará contra tu libre albedrío. En este sentido, la luz nunca obliga, sino que propone, y necesita de nuestro permiso para poder interceder por nosotros.
Te invito a entrar en contacto y conversar con ellos en una sesión de canalización. Son una ayuda increíble que está siempre disponible y deseosa de poder compartir y colaborar para que nuestra vida en la Tierra sea lo más abundante y exitosa posible. Solo necesitan que les abras la puerta. ¡No lo dudes!
Sobre Ana...
¡Hola! Soy Ana. Terapeuta, canalizadora y periodista. Y me encanta hacer preguntas y observar. Desde pequeña me lo he cuestionado todo. ¿La vida es sólo esto que nos cuentan? ¿Qué lógica tienen todas estas normas?
A los 10 años, pedí por Navidad mi primera grabadora, para así tener un excusa para preguntar sin que me llamaran pesada.
A los 16 años, sin saber muy bien por qué, mi madre me instó a leer La Rueda de la Vida, de Elisabet Kübler-Ross. Y se me abrió un mundo. Por primera vez en mucho tiempo, sentí paz. Por fin, encontraba respuestas a una certeza interna. Exacto, hay vida más allá de la vida que conocemos.
A los 24, empecé a trabajar como periodista. Pasaron los años, y aunque me encantaba lo que hacía, no podía parar de preguntarme: ¿Por qué, teniéndolo todo, no me siento feliz? Inicié un proceso de autoconocimiento, indagando en técnicas convencionales y no tan convencionales…
Y, poco a poco, dejé de hacer preguntas y de observar como periodista, para pasar a hacerlo como terapeuta y canalizadora.
Creo firmemente en que somos más que mente, cuerpo y emociones. También somos alma y cuerpos sutiles. Y creo que si no atendemos a todo lo que somos, no puede haber coherencia (ni paz) entre lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos.
Te propongo un espacio donde, acompañad@, puedas preguntarte, observarte y ampliar tu conciencia para permitirte ser quien realmente eres y cumplir con tu misión de vida que es vivir tu propia vida y no la que te han contado que ha de ser.