Origen de 5 supersticiones asociadas con la mala suerte
Gatos negros, espejos rotos, tirar la sal, viernes 13, evitar pasar debajo de escaleras… Todos estos hechos o sucesos son supersticiones cuyo origen se remonta a miles de años atrás y han sobrevivido hasta nuestros tiempos. Estas acciones tienen en común la necesidad de querer evitar o alejar la mala suerte.
Se trata de creencias que no tienen un fundamento racional y a partir de las cuales se les atribuye un carácter mágico o sobrenatural a determinados sucesos o hechos. A continuación, explicamos el origen de las 5 supersticiones más comunes:
Esta superstición se remonta a finales del siglo XVI en Venecia. Por aquel entonces estaban de moda los espejos hechos de vidrio con una lámina de plata en la parte posterior. Eran espejos muy caros que solían adquirir los aristócratas de aquella época. Para garantizar que sus sirvientes los tratasen con cuidado les advertían que, si los rompían deberían trabajar varios años sin recibir ningún salario y poder así compensar la pérdida. El temor a que algo así sucediera se fue divulgando, añadiendo el número mágico que ha llegado a nuestros días: el siete.
Esta superstición tiene un origen religioso. Antiguamente se otorgaba a los triángulos y al número 3 una connotación de símbolo sagrado. Tanto las pirámides como la trilogía de la Santísima Trinidad formada por el Padre, Hijo y el Espíritu Santo. Cuando una escalera se apoya contra la pared forma un triángulo y el hecho de pasar por debajo se asemejaría a romper dicha Trinidad y era un sacrilegio pasar por ese arco.
Según los historiadores, los primeros paraguas fueron elaborados en el antiguo Egipto. Estaban hechos con papiro y plumas de pavo real, y se diseñaban a semejanza de la diosa Nut, diosa del cielo. La sombra del paraguas era, por tanto, sagrada y estaba estrictamente reservada para la nobleza egipcia. El hecho de abrir un paraguas en el interior de un establecimiento se consideraba que era un uso contra de su propósito natural y, en consecuencia, un insulto al Dios del Sol Ra.
Varias son las supersticiones que existen alrededor de la sal y todas ellas tienen su origen en el valor que este elemento tenía antiguamente. El origen de esta superstición se remonta al Imperio Romano. En aquel momento la sal era un bien escaso y muy apreciado que se comercializaba a través del trueque. Al ser tan difícil de conseguir, tenía un valor similar al de las monedas por lo que el hecho de que se derramara accidentalmente era considerado un acto muy desafortunado.
También, se considera que un salero no debe darse jamás de mano en mano, sino que debe depositarse en la mesa o en alguna superficie clara. Esto es porque al ser utilizada en los trueques (por ejemplo, intercambiar sal por carne), si el intercambio no se hacía con cuidado la sal se podía derramar. En ese caso, ambas personas que participaban en el intercambio podían culpar al otro del derrame y esto acababa provocando grandes discusiones. Para evitar estas situaciones se aconsejaba depositar la sal sobre superficies planas y poder así realizar el trueque sin confusiones. De aquí también surgía la superstición de que si se da la sal en mano rompes la amistad.
Brindar es una práctica milenaria asociada con antiguos ritos religiosos. Por lo general, este hecho está relacionado con buenos deseos y cosas positivas. Sin embargo, en algunos países brindar con agua es considerado un acto de mala suerte. Según la mitología griega, los muertos castigados con el sufrimiento eterno tendrían que beber del río Lete, donde se creía que los difuntos navegaban hacia el inframundo. Por esta razón los griegos solían honrar y brindar a los muertos con vasos llenos de agua para así simbolizar su viaje hacia las profundidades del Hades. A raíz de este mito, algunas culturas consideran que realizar un brindis con agua es como si le estuvieras deseando la muerte a otras personas.
Otra teoría acerca del origen de esta superstición remonta a la época de los zares de la dinastía rusa Romanov. Éstos instauraron la costumbre de indicar con un brindis de agua la sentencia de muerte de alguien.
Y tú, ¿eres supersticiosa/o?