¿Cuántas palabras utilizas al día? ¿Cuántos significados les das? ¿Cuántas veces son tu conjuro, tu ritual, tu limitación o tu posibilidad?
La escritura emocional es una escritura manual que está ligada a los movimientos del corazón y sus emociones. Por ello, practicar la escritura desde un enfoque holístico es dedicarse a la propia existencia en su integridad. Entenderla como un acto espiritual. Es crear un espacio de encuentro con tu «yo profundo». Es una enseñanza para comprender nuestra presencia y alcanzar el equilibrio interior.
Por eso, cada sesión es única y personalizada, pues es a través de la conexión profunda entre la escritura y el alma que vamos a ir creando espacios de autosanación. En cada sesión abriremos un campo energético donde dejaremos que la voz interna fluya, resurja, consolidando la confianza profunda en ella.
A veces, las personas nos olvidamos de que la felicidad es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias. Mediante la escritura nos hacemos conscientes de ello. No nos regimos por la ley del «todo o nada»: o soy siempre totalmente feliz, o no puedo ser feliz. A través de las palabras, buscamos qué suscita esas emociones, reflexionamos sobre ellas y nos enfocamos en lograr una predisposición interior que nos permita construir nuestra propia felicidad.
Las palabras tienen significaciones personales, y se convierten en emociones, que frenan o impulsan. Son un canal para comprender nuestra existencia. Las palabras abren puentes, hacen espacio, tocan el alma, conmueven y la alquimia de todas esas palabras se transforma en escritura terapéutica. Esa misma escritura que libera dolores, esa misma escritura que manifiesta el amor, esa mis escritura que se transforma en catarsis, si lo necesitas.
Mientras escribimos experimentamos estados emocionales caracterizados por la satisfacción, el bienestar y la alegría; pero también el miedo, la ira o la tristeza. Todos ellos nos enseñan a florecer, a cultivar nuestras propias fortalezas, el bienestar subjetivo, el bienestar profesional, etc. Y esto a su vez, aporta mayor significado a los aspectos positivos y agradables de la vida porque nos permite apreciarlos conscientemente.
En las sesiones de escritura emocional estamos implicados en lo que hacemos y el tiempo pasa volando; estamos fluyendo. También aparece el factor sorpresa provocado por algo imprevisto, un input novedoso, inesperado, que nos aporta nuevos estímulos a la hora de reescribir nuestras experiencias y recuerdos.
La escritura emocional nos permite vivir dos veces; escuchar detalles originales que en su momento pasaron desapercibidos; viajar hasta nuestros primeros pensamientos y volver a preguntarnos ¿cuáles son mis sueños secretos? Es un espacio de silencio, de hacer afirmaciones y respondernos a preguntas.
Se trata de abrir un espacio inmenso para observarnos sin obstáculos, y releer y reescribir yendo más allá de nuestro círculo de historias. Es adquirir la suficiente confianza en nosotros mismos para saber apreciarnos, y utilizar la impronta de un lápiz y un papel para convertir los ordinario en extraordinario, encontrar la fuerza en el relato y dar pie a lo espontáneo mientras damos los pasos adecuados para volver a casa.