Las creencias y prácticas místicas han existido durante milenios, también la admiración por el Cosmos y los dilemas esotéricos universales, pero ¿por qué seguimos persiguiendo lo místico? Desde el comienzo de la creatividad humana misma, los creadores de imágenes se han sentido atraídos por estas esferas desconocidas y han creado curiosas obras de arte que trascienden el tiempo y el lugar, pero ¿qué es lo que nos atrae de estos reinos mágicos?
El cielo es el más grande y maravilloso lienzo que podamos imaginar, y al mismo tiempo está en constante cambio. Además de regalarnos una enorme belleza sin igual, mirar al cielo es un extraordinario ejercicio para el alma. Es el manto de estrellas que nos muestra que todos somos creativos de alguna forma. Y cada carta astral lo refleja de algún modo. Obviamente, si encontramos planetas importantes o un stellium en la Casa 5, la casa en la que desarrollamos nuestra creatividad es muy posible que estemos ante una personalidad creadora. Pero, hemos de saber que no hay signos ni casas más creativos que otros. Todos son una puerta a la experiencia creativa.
Y cuando hablamos de expresión creativa, hablamos también de luz y de color, de ondas vibracionales, incluso de tonos y matices dorados, plateados, cobrizos… Porque el color y sus tonos o matices están presentes en nuestra carta natal y, nos aportan la armonía que en ocasiones perdemos. Ver la vida con color, significa poner una emoción, una intención o un sentimiento a la situación que se nos plantea. Es decir, encender la lámpara para que nos aporte la luz necesaria y ver más allá de la situación.
Por lo tanto, estudiar la propia carta natal nos ayuda a encontrar nuestros puntos fuertes y ser capaces de entender en qué áreas lo tendremos más fácil para dar salida a nuestra creatividad. Es estudiar al Ser en movimiento con la vida, y poner el foco en cómo se manifiesta esa herramienta en nuestra conciencia. Aprender a expresar lo que uno es, en la forma en la que ha venido. Es autocentrarnos para ir a lo más particular de nuestros arquetipos personales y hacer de nosotros algo que resuene en los demás.
Sería ideal utilizar cada planeta de nuestra carta como algo que puede estimular, explorar y dar espacio en nuestra vida a la creatividad: Venus reflejando que lo que nos gusta importa; Mercurio despertando nuestra curiosidad. La Luna, por ejemplo, nos indica cuál es nuestro imaginario personal: es decir, el fondo y la atmósfera poética de nuestra vida. Nuestra sensibilidad. Neptuno y Júpiter desde otro ángulo, manifiestan el imaginario de toda una generación, con ese trasfondo cultural de referencias que alimenta nuestro campo de posibilidades.
También está el Sol, nuestro foco de vitalidad, resonancia y motivación; o Marte, el planeta que pone en marcha el deseo de autoafirmación, que es necesario para tener confianza en que nuestra creatividad aporta. Desde otra perspectiva, Plutón saca a la luz las sombras, y también nuestros destellos más luminosos. Nos ayuda a transformar las experiencias en un preciso y destilado soplo de verdadero arte. Es lo que da contundencia y profundidad a lo que expresamos.
Saturno, por otro lado, es quien nos favorece para materializar las cosas a través del tiempo, y nos ayuda a ganar maestría. Nos engancha a la actividad creativa y nos ayuda a perseverar. Es un planeta fundamental para la profesionalización de la creatividad. Y Urano por su parte, es quien nos proporciona ese toque de genialidad. Es el planeta de las serendipias, los descubrimientos y los avances.
Cada elemento del Cosmos, cada configuración mística es una ayuda para mostrarnos y enseñarnos en realidad quienes somos: Seres cocreadores de nuestra realidad capaces de expresar un propósito creativo constante. Por eso, nuestros antepasados terminaron divinizando el cosmos y, por supuesto, representándolo bajo diversas formas artísticas. De ahí que surgiera la magia por analogía, que dio lugar a un infinito código de símbolos, donde la astrología ocupó siempre un lugar predominante.