Imagínate que estás haciendo una ruta de senderismo y te das cuenta de que te has perdido. Estás en lo más profundo del bosque y no tienes ni idea de hacia dónde ir. Miras tu móvil y no tienes ni cobertura, ni internet. Tampoco tienes radioteléfono portátil (walkie-talkie) para comunicarte con nadie. Buscas cualquier señal que te indique dónde está el camino y entras un poco en pánico.
De repente, te fijas en que a unos metros de distancia, en un cruce entre caminos, hay un cartel.
A medida que te vas acercando, vas dándote cuenta de que el cartel en realidad es un mapa de la zona. Llegas a la altura del cartel y observas que en el mapa hay un punto rojo acompañado del texto “Usted está aquí”. Ese mapa muy probablemente te haya ahorrado varias horas de ir dando vueltas sin tener ni idea de si estás yendo en la dirección correcta. Puede ser que incluso te haya salvado la vida.
Eso es el Eneagrama.
El Eneagrama es un mapa. Un mapa de la personalidad y del comportamiento humano tremendamente detallado y preciso. Un mapa interno, que habla sobre ti y que te indica dónde estás y cuáles son los diferentes caminos a elegir en función de quién eres y dónde estás.
El Eneagrama es una sabiduría milenaria que propone que existen 9 tipos de personalidad o Eneatipos. Cada uno de ellos se diferencia de los demás porque tiene una herida concreta, y a través de esa herida ve el mundo. Estas heridas, en lenguaje eneagramático, se llaman pasiones. Y la pasión de cada uno de estos Eneatipos es la disfunción emocional desde la que reaccionamos.
Eneatipo 1: pasión de la Ira. Lo más común es que la repriman y la expresen a través del perfeccionismo. Para estas personas siempre hay algo que se podría mejorar (de sí mismas o de los demás).
Eneatipo 2: pasión del Orgullo. Se ven sobreabundantes. Se posicionan por encima de los demás y se enfocan en querer darles eso que consideran que al otro le falta. Ocultan una gran carencia, ya que necesitan que los demás les necesiten.
Eneatipo 3: pasión de la Vanidad. Buscan triunfos, éxito, brillos y aplausos, no por quienes son realmente, sino por la imagen que dan hacia fuera. Amoldan sus emociones y su manera de ser en función de dónde o con quién están. Se auto-engañan y se creen el papel que están interpretando, que en muchos casos no tiene nada que ver con su verdadero yo.
Eneatipo 4: pasión de la Envidia. Se posicionan por debajo de los demás. Se comparan con otras personas para salir perdiendo, lo que les genera una sensación de insatisfacción interna constante.
Eneatipo 5: pasión de la Avaricia. Acumulan, en su mayoría, conocimiento. Necesitan comprender el mundo desde la lógica y la razón porque tienden a verlo como un lugar hostil. Les cuesta pasar a la acción y poner en práctica ese conocimiento. Tampoco les gusta mucho compartirlo (y compartirse) con otros.
Eneatipo 6: pasión del Miedo. Este miedo se suele expresar a través de la falta de confianza en sí mismos y/o en los demás. Necesitan adelantarse a los acontecimientos para planear soluciones de antemano a todo lo que podría salir mal.
Eneatipo 7: pasión de la Gula. Suelen ser personas alegres y divertidas que buscan estar constantemente estimuladas con planes y experiencias nuevas de las que se aburren con facilidad. Huyen de todo aquello que les pueda causar dolor.
Eneatipo 8: pasión de la Lujuria. Lo quieren todo y lo quieren ya. Buscan emociones intensas y tener el poder y el control. Tienen grandes dificultades para conectar con la propia vulnerabilidad.
Eneatipo 9: su pasión es la Pereza. Se desconectan de su interior y de sus propias necesidades y se enfocan en vivir para y por los demás para mantener su falsa paz interna. Se amoldan de forma extrema a lo que los demás y tiene muchas dificultades para establecer límites y decir que no. Huyen del conflicto.
Y tú, ¿Con cuál de estas heridas o pasiones te identificas más?
